EL CASO DE LA PALOMA COJA
Este animal alado ha ocupado un lugar importante en nuestra civilización desde tiempos remotos. Los egipcios la relacionaron con el amor y la fecundidad, los griegos con Afrodita y los romanos con Venus. En la civilización cristiana ha simbolizado el Espíritu Santo y las culturas árabes la han utilizado tradicionalmente como animal mensajero, por lo que le han tenido gran respeto. Los primeros datos de que disponemos sobre este espectacular uso se remonta a los tiempos de Julio César, que empleó palomas adiestradas para enviar mensajes durante la guerra de las Galias. Los árabes también la utilizaron durante las cruzadas y fue de ellos de quienes aprendieron este arte los cristianos, que trajeron consigo algunos ejemplares para poder contactar con las poblaciones sitiadas. Resulta curiosa esta costumbre si tenemos en cuenta que, generalmente simboliza la paz.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, la CC.AA. vasca, lejos de respetar a este animal, envía funcionarios a lugares estratégicos, con el fin de que éstos esparzan comida, durante varios días, para que las palomas se acostumbren a acudir al mismo lugar. Añadir que también caen en estas redes gaviotas, que cada vez se adentran más en la ciudad, a parte de gorriones y otros alados.
Una vez conseguido que un buen número de ellas vayan a la cita con la muerte, se las atrapa mediante redes u otros artilugios, para posteriormente ser gaseadas, o utilizadas en el cruel "deporte" de tiro al pichón.
Se introduce una paloma viva en un cañón, se lanza y el cazador dispara sobre la paloma. Algunas quedan heridas en tan magnífico evento.
Mirando al pasado, en Octubre de 1997 un periódico local publicaba la siguiente noticia: El Ayuntamiento (de Bilbao) quiere entregar jaulas a los bilbaínos para reducir el número de palomas. Eliminará este mismo mes (Octubre de 1997) con gas letal el 10% de los 5.000 ejemplares censados).
Un funcionario de un Ayuntamiento cualquiera, en pleno gaseo de palomas, mientras ciudadanos anónimos ven la escena con regocijo, y sin mover un dedo.
En noviembre de 2019, una vecina recogió una paloma con las patas hinchadas y con una importante inflamación, lo que le impedía moverse; la llevó a su casa, la metió en una jaula, la atendió como pudo e inmediatamente contactó vía correo electrónico con 11 asociaciones animalistas de la CC.AA. vasca: NADIE CONTESTÓ, sin embargo una asociación asturiana contestó, pero ahí quedó todo, eran dos personas que no pasaban ante el sufrimiento de una simple paloma coja, pero les separaba la distancia. Al tercer día la paloma murió.
PALOMA ENVENENADA EN CÓRDOBA (ESPAÑA).
Los animales tienen sentimientos, que tú no los tengas, es otra cosa.
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