MUERTE EN LA JAULA
Todo empezó el 11 de Enero de 2021, y finalizó el 17 de Mayo de 2022. Nuestro gato Nico, comenzó a mostrar unos síntomas preocupantes y lo llevé al veterinario *A que le hizo unas pruebas y determinó que no le ponía tratamiento porque “las pastillas son malas”. En vista de semejante estulticia, llevé a Nico, al veterinario *B, que determinó que el gato tenía otra cosa muy distinta a lo que determinó el veterinario *A. Le puso en tratamiento, lo cual, como se ha visto posteriormente, acabó por agravar el estado de la salud del gato.
Unos meses después retornamos con el gato al veterinario *A, que dijo que lo que había diagnosticado el veterinario *B, no era tal; el tratamiento del veterinario *B, le había provocado la grave enfermedad que padecía en ese momento el animal, por lo que le recetó otras cosas, que, desgraciadamente fueron las que acabaron de pleno con la vida del gato. Cada día estaba peor.
Estábamos desesperados, y el 17 de Mayo, lo llevé al veterinario *C, que dictaminó que el gato había desarrollado una enfermedad silenciosa, pero mortal. Quedó ingresado y al cabo de 7 horas volvimos a la consulta de *C, para llevarlo a casa; al verlo, dentro de la jaula de tratamiento, comprobé que el gato estaba agonizando. El martes 17 de Mayo de 2022, tras 14 meses de incompetencia, insanía y miserable mendacidad de cierta “creme”veterinaria de la ciudad, nuestro adorado era eutanasiado con gran dolor por nuestra parte.
El veterinario *A, con algunos títulos, que al parecer le daban cierto “lustre”, pero que carecía de empatía, se sumó al veterinario *B, que ayudó a crear la enfermedad que lo mató; son dos engendros de monstruosidad que se creen dioses, pero son “humanos” demasiado “humanos”. Nunca te olvidaremos pequeño ángel; has dejado un gran vacío en nuestros corazones.
Juan De la Cruz
&
Marta Ugarte
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